Eucaristía

La Sagrada Eucaristía es un sacramento y un sacrificio. En la Sagrada Eucaristía, bajo las apariencias del pan y del vino, el Señor Cristo está contenido, ofrecido y recibido. Todo Cristo está real, verdadera y sustancialmente presente en la Sagrada Eucaristía. Usamos las palabras “real, verdadera y sustancialmente” para describir la presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía para distinguir la enseñanza de Nuestro Señor de la de simples hombres que enseñan falsamente que la Sagrada Eucaristía es solo un signo o figura de Cristo, o que Él está presente sólo por Su poder. La palabra “Eucaristía” significa “Acción de Gracias”.

Cristo instituyó la Sagrada Eucaristía de esta manera: tomó el pan, lo bendijo y lo partió, y dándoselo a sus apóstoles, dijo:  “Tomad y comed; este es mi cuerpo;”  luego tomó una copa de vino, la bendijo y, dándosela, dijo:  “Beban todos de esto; porque esto es mi sangre del nuevo pacto que está siendo derramada por muchos para el perdón de los pecados;”  finalmente, dio a sus apóstoles la comisión:  “Haced esto en memoria mía”.

Debido a que las apariencias del pan y del vino permanecen en la Sagrada Eucaristía, no podemos ver a Cristo con nuestros ojos corporales en este sacramento. Lo vemos, sin embargo, con los ojos de la fe. Nuestros ojos corporales, además, no nos engañan cuando ven las apariencias del pan y del vino porque estas apariencias realmente permanecen después de la Consagración de la Misa. Para el cristiano católico, la Eucaristía es nuestra comunión con la Vida Divina.