En el Sacramento de la Confirmación, la persona bautizada es “sellada con el don del Espíritu Santo” y fortalecida para el servicio al Cuerpo de Cristo. La confirmación profundiza nuestra vida bautismal que nos llama a ser testigos misioneros de Jesucristo en nuestras familias, barrios, sociedad y el mundo. . . . Recibimos el mensaje de fe de manera más profunda e intensa con gran énfasis en la persona de Jesucristo, quien pidió al Padre que le diera el Espíritu Santo a la Iglesia para la edificación de la comunidad en el servicio amoroso.